En casa todo compite por los mismos metros: muebles, paso, luz, silencio… Por eso la pregunta de siempre es “¿corredera o abatible?”. Yo la veo así: no hay una puerta perfecta para todo; hay una solución que encaja con tu forma de vivir. En Finespai trabajamos a diario en Reus y Tarragona y te cuento cómo lo resolvemos cuando medimos en obra.
Si peleas con el espacio, la corredera te hace la vida fácil
En baños pequeños, pasillos estrechos o cocinas con isla, una corredera es paz mental: no golpea el mueble ni roba giro al abrir. Si además la hacemos de vidrio, la luz sigue fluyendo y la casa se siente más abierta.
Un truco que uso siempre: tirador embutido. No sobresale y no pierde paso útil. Si te gusta el manillón por estética, perfecto, pero te diré cuántos centímetros “muerde” para que no haya sorpresas.
Cuando me piden cortar olores de cocina sin “encerrar” el salón, monto correderas con sellos laterales y cepillo inferior. Se desliza suave y, cuando cierras, el olor se queda donde debe. Si además añadimos soft-close, cada cierre presiona igual: más sellado real y menos portazos.
Si lo que buscas es silencio y estanqueidad, la abatible pisa fuerte
Para teletrabajar, para un dormitorio pegado al pasillo o simplemente porque valoras el silencio, una abatible bien sellada es apuesta segura. Cierra a presión contra el marco y aísla mejor de fábrica.
Ahora bien, si el espacio manda pero necesitas aproximarte a ese nivel, tenemos correderas estancas y, en huecos grandes a terraza, elevadoras-correderas que al cerrar “apoyan” y comprimen juntas. No es magia, es herraje y ajuste.
¿Casoneto o guía vista? Depende de tu reforma (y de tus prisas)
- Empotrada (casoneto): la hoja desaparece en la pared. Es limpio y muy bonito, pero requiere obra. Ideal si estás reformando y quieres un resultado “wow”.
- Guía vista: instalación rápida y sin líos. Perfecta cuando solo quieres solucionar ya un problema de espacio u olores. Con buenos sellos lateral e inferior se comporta de maravilla.
En ambos casos cuido mucho el encuentro con la obra: si el perímetro “respira”, da igual lo buena que sea la puerta. El rendimiento se decide en esos dos centímetros que nadie mira.
Cuatro escenas del día a día (y qué montamos)
1) Baño mínimo que choca con el mueble
Corredera con tirador embutido y soft-close. Entras sin bailar con el lavabo y la puerta siempre cierra igual.
2) Cocina que huele a “domingo de frituras”
Corredera de vidrio con labios de goma y cepillo ajustado. Mantienes luz y los olores no se pasean por la casa.
3) Home office junto al pasillo
Si pides silencio de verdad: abatible con buen burlete y, si hace falta, vidrio laminado acústico. Se nota desde la primera llamada.
4) Ventanal a terraza de tres metros
Elevadora-corredera: deslizas con un dedo, cierras y notas el apoyo firme. Nada de corrientes en días de mistral.
Lo que hacemos en Finespai para que funcione de verdad
Medimos, preguntamos cómo usas la estancia y ajustamos al milímetro: sellos perimetrales, cepillos que tocan lo justo, guías niveladas y perímetros sellados. Te explico también el mantenimiento de 1 minuto: pasar un paño por la guía y revisar que el cepillo no arrastre suciedad. Con eso, la puerta rinde años.
Si quieres que lo veamos en tu casa: medición gratuita en Reus y Tarragona.
C/ Galera, 18 · Reus · +34 877 235 862 · info@finespai.com
En dos líneas: ¿cómo elijo?
- Si faltan metros o quieres luz continua → Corredera (ideal con vidrio y sellos).
- Si mandan silencio y estanqueidad → Abatible (o elevadora-corredera en huecos grandes).
Lo importante es no elegir por foto, sino por cómo vives ese espacio. Ahí acertamos siempre.

